martes, 28 de diciembre de 2010

La colina Maadi, en Egipto: asentamiento del Laberinto

Aquí es donde se dice que fueron resguardados los conocimientos de la ya -por entonces extinta- Atlántida.

Según algunos escritores la gran proeza de los egipcios no fue la construcción de las pirámides, como generalmente se opina, sino su imponente laberinto.
Durante muchos años, la gran asignatura pendiente de la egiptología ha sido la localización de este Gran Laberinto, que según narraciones se podía visitar hasta el siglo II d.C.

Sin saberse a ciencia cierta las causas, desaparece de los anales y nadie puede ubicarlo. Parece como si las silenciosas y sabias arenas del desierto, lo hubieran cubierto con su discreto manto.

Heródoto afirma haberlo visitado personalmente y según su descripción constaba de 1.500 cámaras a ras de suelo y otras tantas subterráneas en una planta inferior.
Estaba construido en piedra, y todas las salas estaban adornadas con relieves y pinturas. Según explica el narrador griego, le dejaron recorrer las salas superiores, pero no las inferiores, donde él deduce que estaban los sarcófagos de los reyes egipcios.

 

Estrabón (64 a.C – 24 d.C) , otro historiador griego, también nos habla del Gran Laberinto egipcio. En su obra Geografía describe el santuario funerario del rey levantado sobre una meseta.
“Gran parte de el laberinto se encontraba en total oscuridad, y se dice que algunas de las puertas, cuando se abrían, hacían un ruido espeluznante”. Tras el declive de la potencia mundial egipcio, el laberinto fue despojado de las impresionantes columnas de granito rojo, las enormes losas y la piedra caliza, y todo esto se volvió a utilizar en otros lugares.

Igualmente nos hace una descripción del mismo Plinio el Viejo.
Plinio es el único que hace referencia a los subterráneos del Laberinto, relatando que eran “oscuras galerías con columnas de piedra, bustos de dioses, estatuas de reyes y todo tipo de esfingies”.

Las cámaras subterráneas donde se encontraban tumbas de reyes y de cocodrilos sagrados, no estaban abiertas al público.
También nos hablan del Gran Laberinto egipcio: Diodoro de Sicilia (Siglo I a.C.) en su Biblioteca HistóricaPomponio Mela, en su libro Chorographia y Manetón en su Historia de Egipto. Cada uno explica de manera genérica, una descripción generalista, sin tantas precisiones como Heródoto.
También existen numerosas referencias al laberinto en papiros.
El secreto del Gran Laberinto egipcio
 
Las descripciones que se tienen de su interior, nos hablan de techos muy altos, salas con extraordinarios pórticos y escaleras sinuosas de difícil acceso.
También se explica, que habían dependencias con puertas, solo franqueables a quien supiera la manera de abrirlas, mediante procesos solo conocidos por ciertos iniciados.
La ubicación histórica del laberinto descrito por los autores antiguos ha sido siempre situada por la mayoría de los egiptólogos en Hawara; cubría una superficie de unos 244m de Este a Oeste por 304 metros de Norte a Sur.

 

Hawara está situada a 90 km. al sur de El Cairo, a la entrada de la depresión de los oasis de Fayum. El nombre egipcio Hw.t-wr.t, “gran templo”, se refiere al laberinto.
El lugar está marcado con la pirámide de Amenemhat III, el último gran rey de la dinastía XII (alrededor de 1855-1808 antes de nuestra era).

 

El Laberinto egipcio ha sido hallado
En Febrero de 2008 se realizò una expediciòn en Hawara, Egipto para escanear con un georadar la zona donde supuestamente se encuentra el Laberinto.
Restos asomando de la arena
El 11 de Agosto las autoridades egipcias anunciaron el resultado de la expedición. Una gran estructura se encuentra ahí abajo, que coincide con la descripción que Heródoto y Estrabón hicieron del Laberinto.
Este podría ser el mayor descubrimiento arqueológico de la historia.
La UNESCO ya lo ha declarado “herencia de la humanidad”.
Se está armando un movimiento para reunir los fondos para la excavación. 

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